martes, 10 de agosto de 2010

Miedo

A veces contemplo a parejas pasear cogidas de la mano
y me resulta extraño.
Es lo que tiene vivir en lo profundo del pozo
que uno acaba cogiéndole gusto a la soledad.
Me pregunto, al observarlas, si de verdad son felices.
Me pregunto, a su vez, si de verdad lo soy yo.

Demasiadas canciones de amor suenan en la radio.
Siempre ignoro cuanto dicen.
El estado de amor es una rebelión antinatural.
Anula. Ciega. Devora.
Quizá sea cierto que he perdido la ilusión,
pero no es menos verdad que el único modo de no sufrir
es no amar.

Parejas van.
Parejas vienen.
Me aterra pensar que, en este momento, pueda estar enamorándome.

Jamás imaginé
que acabaría temiendo a la vida.

11 comentarios:

  1. Nunca me he preguntado si los otros son felices si andan de la mano. He dado por supuesto que sí. Puede que me engañen. Si es así, lo hacen bien. Soy egoísta, solamente me preocupa saber si yo lo soy o no, aunque creo que nunca lo averiguaré. No amar, no es un seguro para no sufrir. Se sufre también por no tener a nadie a quien amar. Hay quienes aman y quienes miran como los otros se aman y otros que miran a los que miran como los otros se aman…. Y así un fractal que lleva al infinito. Y no es el amor quien anula, ciega y devora. A esto se le debe llamar desamor. Yo lo llamo, distancia. Tener miedo a enamorarse es algo inane y vaticinar un final cuando todo comienza a la vez es fútil. Todo lo que comienza acaba. En los camposantos hay millones de idilios rotos para siempre, pese a la fidelidad de los amantes. El riesgo solo está en la vida. Y la felicidad, también.

    Besillos de verano, Paula.

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  2. Todo es cosa de coger la costumbre: amar, no amar, ir de la mano, acostumbrarse a estar solo... A lo que no se acostumbra uno, creo, es a enamorarse, que es distinto de amar. Temer al enamoramiento es razonable, sobre todo al estúpido—pero renunciar al amor, o temer a la vida, no. Aunque es cierto que es difícil cambiar de costumbres.

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  3. Jojo, creo que tienes razón en lo de no amar, y quizá hubiese sido más exacto decir que el único modo de no sufrir, es no vivir.
    El miedo, como bien dices, es a veces un sentimiento inútil, pero también inevitable.
    Acerca de preocuparse sobre la felicidad de los otros... me temo que no es un pensamiento altruista, sino más bien una reflexión que busca comprender el estado de uno mismo.

    Besos.

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  4. JoseAngel, me alegra que hagas esa distinción entre enamorarse y amar, con la que estoy completamente de acuerdo. Son cosas muy distintas que hay que saber diferenciar.
    Acerca de aferrarse a lo cotidiano, a lo conocido, es siempre un falso seguro que, mientras dura, nos mantiene tranquilos.

    Gracias por pasar.
    Un beso.

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  5. Las inercias de la costumbre nos hacen temer lo desconocido. Además, lo desconocido atrae dispersando las rutinas anodinas. En realidad lo que llamas miedo se decanta hacia la normalidad en unas semanas y lo anterior no parece entonces un paréntesis del pasado. Como decía una amiga mía: "Todo es ponerse".

    Besos.

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  6. Sabias palabras, Fran. Si algo continúa, acaba formando parte de la normalidad.
    Te veo muy relajado :-)

    Un beso.

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  7. Buenos tardes bella!

    Hace tiempo que no me dices cosas horribles, bueno, hace tiempo que no me dices nada en realidad.

    -Me imagino, quiero pensar, que se debe tras observar esta entrada tan "hippie" a que el ejercicio de ser "feliz" le mantiene tan ocupada que no encuentra usted ánimo en su vida tan "bella" para habitar páramos como el mío, donde falta la comida y el agua y hace frío, donde la violencia se cobra nuevas víctimas cada día y todos tenemos miedo y nos cagamos encima.

    Me alegro, de verdad, sé "feliz", acaso eso sea posible y anamòrate.

    -Pero no vaya usted a pensar, ingenua Dulcinea, que desapareceremos los recuerdos grotescos como por arte de magia, porque usted, querida, nunca ha dejado de formar parte de nosotros...

    Lengüetazo, a sus pies señora...

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  8. ¡Qué sorpresa, Eu! Qué alegría verte por aquí. Me alegra mucho que te guste el poema y que te hayas podido identificar con él en alguna forma. El miedo a perder lo que tenemos (o esperamos tener) viene envuelto en el mismo paquete que la felicidad. No hay uno sin el otro; como no hay (o no debiera haber), desilusión sin esperanza.

    De nuevo, ha sido una grata sorpresa verte por aquí. Ya sabes que te aprecio mucho.

    Un beso.

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  9. También yo Paulita, te aprecio mucho, a tí y a lo que escribes. En cuanto tenga un poco más de tiempo hago con tu blog lo que hice con el de Fran y otras personas (pocas): hurgarlo, esculcarlo por completo y leer todo. Me gusta hacerlo, pero a veces no tengo el tiempo que quisiera para ello. Te pasaré también direcciones de otros blogs en los que hay muy buenos textos. Abrazo, beso.

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